miércoles, 30 de mayo de 2012


Comunicación para el II° Congreso
 de Folklore de las Comunidades Autonomas. 
Murcia 1986.


 Indumentaria: Generalidades, problemas y fuentes para su estudio.

 

 Vicent Ferrandis Mas.


Se trata de una comunicación para ser leída en el II Congreso de Folklore de las Comunidades Autónomas, celebrado en Murcia En el año 1986. 

De este Congreso, se esperaba que fuese una continuación del desaparecido y más acreditado Congreso Nacional de Artes y Costumbres Populares de la lnstítucíón Fernando el Católico del Consejo Superior de Investigaciones Cientificas. La realidad fue que aunque el congreso fue un éxito de asistencia y todos salimos de el satisfechos y con expectativas de continuidad, ninguna Comunidad Autónoma recogió el testigo para organizarlo al año siguiente.

Las actas jamás se publicaron y los trabajos escritos debieron ir a parar a la basura, o tal vez   estén en algún lugar de la Consejeria de Cultura de la Comunidad Murciana.

La concurrencia fue numerosa y bastante acreditada. notable fue la participación del C.S.I.C con varios representantes de la Revista de Dialectologia y Tradiciones Populares y la clausura por D. Julio Caro Baroja.

Sobre mi comunicación. debo decir que siguiendo mi costumbre y en esta ocasión de manera totalrnente premeditada, a pesar de que supuestamente deberia de haberla leído, no lo hice así. Pensé que era una lastima estar leyendo algo que después cualquiera de los asistentes podria leer con detenimiento cuando se publicasen las actas y opté por smplernente improvisar sobre el tema, remarcando la parte dedicada a las fuentes y describiendo el proceso posterior a la obtención de datos.

Una segunda parte la dedique a describir el estado de las investigaciones hasta ese momento, haciendo un poco de historia de cómo el estudio de los Inventarios Reales estudiados por José Ferrandis y después otros estudiados por Carmen Bernís, allá por los años 40, habian abierto un camino que no se habia continuado. Por mi parte, yo tenia en mi archivo familiar algunas cartas de dote y testamentos, con lo que conocia desde años la posibilidad de su estudio, aunque no la habia iniciado de manera sistemática.

Ya fue al comentar con Francisco Zanón, cuando decidimos hacerlo e incluso nos repartimos un poco las áreas geográficas, para no interferimos sacando datos que podrian llevamos a duplicidad de resultados. De esta manera incluso diseñamos unas fichas para anotar los datos. De estas fichas también hable en la comunicación. Digamos que una tercera parte la dedique a intentar convencer a los asistentes que pudiesen estar interesados en el tema de la Indumentaria Tradiciónal, de la necesidad de realizar trabajos similares al mío, para que de alguna manera se pudiesen ir rellenando esas lagunas que aparecían en todo el territorio español. Les hable especialmente de separar los datos obtenidos por comarcas, de diferenciar especialmente a los labradores de los menestrales de las ciudades y a ambos de la nobleza.

Finalizada mi exposición, me sentí verdaderamente satisfecho, ya que a la salida de la sala me estaban esperando Concha Casado y Antonio Cea, que por entonces formaban parte del equipo de Julio Caro Baroja, para interesarse por mi trabaio y ofrecerme por si queria colaborar en su equipo. Posteriormente el propio D. Julio, sabiendo que yo habia estado por Madrid, investigando la obra de Larruga, me indicó que el habia tenido noticia de que la parte no publicada, estaba manuscrita en el Ministerio de Hacienda, aunque no sabia donde.

Para mi fue memorable la gran aceptación genera1 de mi trabajo por parte de los asistentes, especialmente de algunos murcianos con los que entablé una verdadera y perecera amistad que aun mantengo y que creo que durara toda mi vida. Ellos eran los recién salidos del Grupo de la Seda y que habian formado el grupo del Rento de Alberca de las Torres.

Hoy me siento satisfecho, pues veo que aunque la cosa no haya sido masiva, si que ha tenido una cierta repercusión. Otras personas han hecho trabajos en esta linea y algunos circulos han aprovechado las dotes, inventarios de bienes y testamentos para estudios de tipo económico y comercial, como es el caso del circulo de los profesores Yun Casalilla y Torras Elias.

COMUNICACIÓN.

Como sucede con casi todas las ciencias, tradiciones y artesanías con una raíz marcadamente popular, la indumentaria está completamente arrinconada en la mayoría de los países, salvo excepciones como Inglaterra y Francia. En el territorio español, se encuentra en gran falta tanto de estudios como de estudiosos, hecho mas agravado aún por el motivo de no conocerse y mantener relación entre los pocos que a esto dedican sus esfuerzos.

El campo de investigación de esta ciencia-tradición-arte popular que es la indumentaria, es considerable, y seria necesario y preciso el establecer las causas complejas de su formación, utilización, evolución; difusión de las modas y corrientes; penetración y asentamiento de las modas; difusión y penetración de las artes relacionadas con la indumentaria, como son: los tejidos, los tintes, la orfebrería, la sastrería, el calzado y otras menores como bordados, encajes, cintas, peinados, etc.

Es muy cierto que la indumentaria española está realmente necesitada de estudios documentados que permitan conocer todos estos pormenores antes mencionados, y que la única manera de conseguir tal cosa es investigando y profundizando en las fuentes locales, a fin de conocer todas sus particularidades. Una vez conocidas las particularidades de tipo local, se puede iniciar fácilmente el estudio comparado del traje a niveles intermedios, tales como podrían ser las antiguas comunidades con leyes y ordenanzas propias como los antiguos reinos   de Castilla-León, Aragón, Valencia, Murcia, Granada, Jaén, Señorío de Vizcaya, Cataluña, y otros. Esto permitiría en un, paso posterior establecer con cierta exactitud la historia del traje español.

En primer lugar habría que hacer unas consideraciones elementales sobre el vestido y su evolución. Así pues, necesario será que nos hagamos nosotros mismos unas preguntas: ¿Es el vestido el resultado de unas exigencias naturales?, o por el contrario ¿Corresponde a las necesidades de ideas mágicas o religiosas? Pienso que las dos razones son muy válidas, la primera lo es esencialmente para las regiones de clima frío, en las que el cuerpo humano necesita de cierta protección contra las inclemencias del clima; en estas regiones el abrigo proporcionado por la piel de un animal, debió de ser considerado como algo de grandísima utilidad y de necesidad a partir de este momento.

A la segunda pregunta, creo que responde el hecho de que sociedades primitivas que viven durante todo el año en completa desnudez, en las ocasiones de marcado aspecto religioso, sienten el deseo de vestirse, eso si con vestidos que no tienen como función principal el abrigo, y sí con elementos de vivo colorido o de significación mágica como, plumas de determinados pájaros, o pieles de determinados animales, o incluso con hojas de ciertos árboles.

Mas tarde, en una segunda etapa, el vestido pudo tener otras razones de importancia como distinción del poder o de obligación religiosa; motivaciones que, entre ellas, podrían estar estrechamente relacionadas. A la pregunta de si ¿el traje es una manifestación de poder? se podría contestar afirmativamente sin dudas, así como que al final de la escala social lo es de   sumisión.

En el traje, se manifiestan todos los síntomas de poder: la casta, la riqueza, la dignidad política, la dignidad religiosa, la dignidad profesional, la dignidad militar, etc. Esto se advierte principalmente en los tejidos ornamentados con elementos de gran coste para los trajes civiles; en el traje religioso ciertos atributos tradicionales que indican la representación o delegación divina sobre la tierra; y en el traje militar se advierte en los elementos o invenciones destinadas a la protección del cuerpo en la lucha y a asustar con la sola presencia al contrario, engalanándolo de manera que dé al usuario un aspecto aterrador.

Como hemos dicho, en el otro extremo de la escala social, el traje es una manifestación de la sumisión, cosa que podemos advertir claramente en las uniformidades. Así pues, tenemos que las antiguas pragmáticas reales limitaban a las clases sociales mas bajas a vestir de manera y con tejidos previamente determinados por las clases dirigentes. En la actualidad se puede ver aún en algunos regimenes dictatoriales y totalitarios como en la China de Mao o en la misma Rusia; en los uniformes militares sin atributos; en los uniformes de los obreros de muchas empresas; en los de los colegiales y en los de las órdenes religiosas.

En una etapa ya más moderna, la razón del vestido ha evolucionado a un motivo sencillo y muy importante, que es el de la sensación de gustar. No obstante, este motivo a pesar de ser sencillo, no es tan simple, ya que no ha conseguido desligarse de los demás: protección ante el clima, manifestación del poder, aunque si parecen haber perdido importancia las razones religiosas o mágicas.

Considero también importante dar al congresista algunas indicaciones sobre las líneas generales de la evolución del traje. Este, a través de sus muchos milenios de historia, ha tenido unas pocas líneas maestras por las que se ha regido, las cuales podríamos clasificar; en dos grupos, el primero reúne a cinco modelos diferenciados principalmente por sus formas, y el segundo a tres modelos que mas bien se diferencian cronológicamente.

En el primer grupo encontramos: EL TRAJE FLOTANTE, que consiste en arrollar alrededor del cuerpo un pedazo de tejido sin forma determinada, este modelo lo encontramos aún entre los moradores de islas del Pacífico, o entre tribus africanas.

EL TRAJE ENCAJADO, que consiste también en un trozo de tejido con agujero central por el que se saca la cabeza y queda entonces el dicho trozo, descansando sobre los hombros, caso del que es representante actual el poncho sudamericano y que en España durante: la Edad Media era el capotillo de dos haldas.

EL TRAJE COSIDO Y CERRADO, que es parecido al anterior pero con las modificaciones que representan el tener ya hechuras mas amoldadas al cuerpo y que hacen aparición las mangas; el caso mas representativo, serian las camisas tradicionales sin canesú.

EL TRAJE ABIERTO, consiste en tener las prendas abiertas por su parte delantera, descansa sobre los hombros y se puede ceñir con algún cinturón; de este tipo teníamos durante el Renacimiento los ropones y las capas con maneras tan características de esta época en España.

EL TRAJE AJUSTADO, GUANTE o MODERNO, que comenzó a hacer tímidas apariciones durante el siglo XIII para implantarse definitivamente durante el siglo siguiente; éste consiste en prendas independientes para tronco y piernas, ajustándose al máximo a las formas del cuerpo humano.

Todos estos cinco tipos no los podemos situar claramente de una manera cronológica y realmente no se han sucedido el uno al otro, sino que se superponen durante todas las épocas pero en lugares distintos. El segundo de estos dos grandes grupos, si es mas claramente cronológico, aunque tampoco lo es de manera completa, y representa distintas fases.

En primer lugar tendríamos EL TRAJE LARGO, que con gran diversidad de modelos se mantuvo en vigencia hasta el siglo IV. En segundo lugar, EL TRAJE CORTADO POR LA CINTURA, fase en la que aparecen gran diversidad de formas y prendas todas ellas destinadas por lo general a cubrir de manera independiente el cuerpo y las extremidades inferiores; comienza a hacer su aparición durante el siglo XIII y podríamos decir que finaliza durante el XIX.

Finalmente la última fase a la que preferimos no poner ningún nombre, pero que se caracteriza por la aparición constante de nuevas formas y modelos que se adaptan rápidamente a la corriente de la moda; característica importante de esta última fase es que el vestido pierde toda su personalidad y se convierte en internacional, a causa de la importantísima mecanización que se produce en el sector de la confección, cuyos sastres han quedado limitados para hacer vestidos para grandes solemnidades o de capricho.

Pasemos a hablar ahora de los problemas concretos que se le plantean al investigador indumentarista; en principio, la cronología en la historia del traje es bastante conflictiva, pues sucede a menudo que las prendas del vestido pueden tener varios cambios sucesivos en cuanto a su forma y en cambio permanecer invariable su nombre. Así pues, actualmente, no se puede establecer un orden cronológico exacto de la utilización de las prendas del vestido.

Algo que tiene que tener muy presente el indumentarista son los factores principales que influyen sobre la indumentaria local o comarcal. Estos factores podríamos decir que principalmente son tres: el clima, la tradición,  
el comercio y las materias primas disponibles para la confección del vestido.

El clima es factor decisivo en cuanto al grosor de las prendas y tejidos, así como a la cantidad de las prendas que se superponen sobre otras e incluso determina en buena parte los gustos por los colores.

La tradición es, por supuesto, un factor importantísimo, ya que sobretodo en los medios rurales las personas son poco dadas a las innovaciones y mucho al respeto profundo por lo tradicional que, representa para ellos la continuidad de las creencias religiosas y tribales; este factor, debe ser uno de los que el investigador indumentarista que intente desarrollar su trabajo sobre indumentaria tradicional, debe dar máxima importancia, ya que frecuentemente se han hecho grandes montajes de tipo nacionalista sobre los llamados TRAJES TIPICOS REGIONALES con elementos que no han tenido nunca ninguna tradición.

Los trajes típicos españoles, están en un estado lamentable de deterioro, citemos como ejemplo el que hoy se considera como representativo de Andalucía; vemos hoya la mujer andaluza vestir la mayoría de las veces con un traje construido de una sola pieza, de tela moteada, y cargado de volantes, con aderezos y collares de plástico de colores, cuando estos elementos no se han llevado tal vez nunca en algunas partes de Andalucía y en las que se ha hecho ha sido solo durante un corto periodo de tiempo, además con el agravante de ser muy próximo a nosotros.

El tercer factor que el indumentarista deberá observar, y que se manifiesta poderosamente sobre el vestido, es la materia prima disponible. Podemos ver con facilidad que en zonas de gran producción de lino, la mayoría de la ropa allí confeccionada es de esta fibra; otro tanto sucede con la lana, la seda o el algodón.

También observamos que precisamente en los puntos de producción de la materia prima, se suelen utilizar para consumo propio las calidades mas bajas de dicha fibra. Puedo poner como ejemplo el caso de Valencia por ser el más estudiado por mí; entre los labradores de la Huerta de Valencia, en las prendas confeccionadas con sedas, en un 80% se uti1izan el hiladillo o el aldúcar que son calidades de seda muy bajas y que incluso en muchos casos están proscritos por el Colegio del Arte Mayor de la Seda, que no permite fabricarlos a sus maestros, a los que impone fuertes sanciones y la quema de las telas encontradas en sus talleres.

Así pues, diremos que la producción valenciana de sedas finas era destinada a la exportación y que las de baja calidad se vendían casi exc1usivamente en Valencia y eran los tejidos hechos solo con hiladillo, generalmente de producción casera, los que se consumían usualmente en la misma población que había criado el gusano de seda y que después había hilado, devanado, torcido y tejido la dicha fibra.

Para el investigador indumentarista uno de los principales problemas que obstaculizan su labor, es el vocabulario empleado para el traje, éste se complica de manera extraordinaria por dos motivos esenciales que son la variedad y la movilidad. Ciertas prendas de vestir, cambian de nombre de una época a otra, como ejemplo tenemos la camisa que en sus primeros tiempos recibió el nombre de alcandora. También ocurre el caso opuesto en el que prevalece el nombre y cambia la prenda a que designa, como ocurre con el jubón, que en principio designaba a una prenda masculina, mas tarde pasó a serlo de los dos sexos y finalmente, se convirtió en una prenda exclusivamente femenina.

Con los tejidos ocurre otro tanto, tenemos como ejemplo la palabra batista, que en un principio designaba a un lienzo de lino fabricado por un tal Juan Bautista en la ciudad de Cambray en Francia, y que mas tarde ha pasado a designar a un tejido fino de algodón; o como con la palabra Olanda u Holanda que lo mismo podía designar a un lienzo muy fino de lino, que a una variedad de terciopelo fabricado en Valencia a imitación de los terciopelos holandeses.

Otro problema importantísimo son los nombres que designan a tejidos o prendas que para el investigador son completamente desconocidas y que retrasan constantemente la tarea. Por esto creo imprescindible la publicación de cuantos glosarios a todos los niveles (local, comarcal, etc.) se puedan, con intención de confeccionar, posteriormente, un diccionario exclusivo de términos relacionados con el traje (tarea que por mi parte ya he iniciado).

Aunque mi intención es dedicar mis investigaciones a la indumentaria en general, siempre será para mi apartado importante la indumentaria Tradicional popular e histórica. Cuando hablamos de indumentaria tradicional popular histórica, siempre tenemos que tener claros varios conceptos que son esenciales para poder desarrollar el asunto tal como lo hemos titulado.

En primer lugar, tenemos la palabra popular, su significado es muy simple, seria la indumentaria utilizada por la mayoría, que viene a coincidir con la clase social del pueblo llano, formada por labradores y oficios que hoy llamamos artesanales. Por supuesto excluye a la nobleza, el clero y el ejército; que además de alguna manera vestían de manera uniformada y diferente.

En segundo lugar tendríamos otra palabra, cuyo sentido ya entraña cierta complejidad, esta es tradicional. Su significado dentro de la indumentaria, nos lleva a pensar que es la empleada durante varias generaciones; que establece unas costumbres y que por tanto fija unas características del grupo que la utiliza. Debemos tener pues muy en cuenta, que debe ser utilizada por varias generaciones, ya que al hecho de utilizarse durante un corto periodo de tiempo debemos llamarle moda.

El concepto llamado moda, que todos conocemos y sabemos como actúa, por un lado, influye sobre lo popular, es contrapuesto a lo tradicional, pero siempre se cuela y termina modificando lo tradicional. La moda, casi siempre procede de la clase alta, que en la indumentaria es la que tiene los posibles económicos para poder afrontar cambios constantes que le permiten diferenciarse de las clases populares. Los humildes, siempre reían y criticaban las extravagancias de los modernos, pero a la vez los admiraban y terminaban imitándoles, lo que en realidad era un intento de acercarse a ellos.

Mi línea de investigación, siempre ha sido el estudio del documento fisico, poca credibilidad he dado siempre al llamado trabajo de campo mediante interrogatorio a personas mayores. En muchas ocasiones, he advertido que existían contradicciones, o incluso inventaban sobre algo que les habían dicho con anterioridad otra persona.

En esta comunicación mi principal objetivo es el dar a conocer unas líneas de investigación, que a mi me parecen las mas correctas y que están basadas principalmente en documentos de archivo.

Hasta este momento, no me consta que se hayan estudiado las carta dótales por ningún indumentarista, salvo por Carmen Bernís que estudió unos pocos documentos del siglo XVI. En cambio si se han estudiado los inventarios reales, pero dando la misma importancia que al resto de bienes muebles. Estos trabajos fueron realizados por José Ferrandis Torres y Eduardo González Hutervise.

Es necesario pues que los estudios sobre indumentaria, especialmente la popular, se hagan de manera generalizada y se puedan dar a conocer mediante su publicación, para que los grupos folklóricos lleguen a vestir con cierto rigor científico.

Pero pasemos ya describir las fuentes de las que el investigador indumentarista obtendrá los datos fiables sobre los que documentar su investigación.

1°.  LAS CARTAS DOTALES. Documento que se suele conocer por cartas dótales, matrimoniales, de boda o simplemente dote. Consiste en una relación de las prendas que aporta la mujer al casorio, e1 hombre por su parte y según la costumbre del lugar o posibilidades económicas, cubrirá este valor con dinero en efectivo, propiedades u otras prendas de vestir o mobiliario para la vivienda. Este documento es esencial para el estudio de la indumentaria, ya que tiene la ventaja de traer siempre valoradas todas las prendas por separado, su valor es el actual de dicho momento, ya que lo usual es que se trate de prendas a estrenar, y además siempre son prendas de moda dentro de la escala social de la propietaria.

En él se suelen incluir datos de gran interés, el tejido empleado para la confección, el color del tejido y las guarniciones que se le añaden. En ciertas ocasiones se hace mención a algunos detalles referentes a las modas.

Como dicho documento hace siempre referencia a la profesión de los otorgantes, no será dificil el detectar la mayor o menor utilización de una prenda, tejido o color entre una determinada esfera social.

Para localizar este tipo de documento solo tendremos que buscar en cualquier archivo de protocolos notariales de los muchos existentes en el territorio español. Existen gran cantidad de ellos en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, en el Archivo Histórico Nacional, en el de Simancas. En Valencia entre los archivos de la Diputación, del Reino de Valencia y del Colegio del Patriarca, existen incontables de ellos que se inician en el siglo XIII.

El escribano solía transcribir este documento de otro que le proporcionaban los otorgantes llamado JUSTIPRECIO, que era redactado siempre por uno o dos expertos tasadores profesionales, generalmente pertenecientes a los gremios de sastres o tejedores. Quedaba siempre la copia del dote para los otorgantes y éstas es usual encontrar1as entre papeles notariales familiares.

2° LOS INVENTARIOS DE BIENES. Este documento se producía generalmente a la muerte propietario, sobre él después se producía la división de bienes entre los herederos.

El documento relaciona todo tipo de propiedades que pertenecían, al difunto como ropas, aperos de la labranza o las herramientas propias del oficio artesanal que desarrollaba, mobiliario de las casas, tierras, casas, cuadros, libros e incluso dinero en efectivo.

Este documento además de ser muy interesante para el estudio de la indumentaria, lo es también para saber la distribución de la casa con sus habitaciones, corrales y su contenido, porque en él se describe minuciosamente tanto el contenido como el continente. Otros detalles interesantes son algunas de las cosechas que se producen en las tierras y los animales de corral.

El justiprecio de este documento tiene el inconveniente de estar valorado según el estado de deterioro o desgaste. Otro inconveniente que encontramos en este documento es que en algunas ocasiones son prendas pasadas ya de moda que pueden ser heredadas de varias generaciones. Como el anterior lo encontraremos entre los protocolos de los escribanos.

3°.  ALMONEDAS DE BIENES. Documento que suele producirse después de las divisiones de bienes, consiste en una venta-subasta de los bienes muebles que los herederos no querían reservarse para si. En muchas ocasiones encontramos este documento en los protocolos de los escribanos, pero también es usual encontrarlos en los registros de entidades de tipo benéfico, como hospitales e iglesias.

4°.  TESTAMENTOS. Documento que se realiza en vida del propietario y que refleja por lo general muchas las posesiones, pero que a efectos del estudio de la indumentaria, resulta menos interesante, ya que en este solo aparece cuando alguna prenda, debido a su valor económico o sentimental, se quiere que vaya a parar a manos de una determinada persona. En estos casos en muy usual que aparezcan como destinatarios las iglesias, conventos o imágenes de devoción.

5°.  LIBROS DE INGRESOS DE ENFERMOS EN LOS HOSPITALES. En los hospitales generales de las poblaciones importantes se registran en un libro los ingresos de enfermos con detalle de la ropa que presentan en el momento del ingreso, para que después a la salida le sea devue1ta, o en caso de fallecimiento les era devuelta esta a los familiares, o si estos no las reclamaban era vendida en almoneda pública.

Este tipo de libros, son muy interesantes para el estudio de la indumentaria, ya que además de dar todos los detalles usuales de calidad y color, permite conocer las combinaciones de las prendas, de los colores, superposición de unas prendas sobre otras y en que fechas son utilizadas usualmente. El mayor interés de este documento es que nos muestra como vestía la gente verdaderamente pobre.

A manera de anécdota, en uno de los documentos por mi estudiados, al describir una capa decía que "está en bastante buen estado, solo tiene dos agujero de a palmo".

6°. LIBROS DE TOMA E DATTA DE LOS HOSPITALES. Libro equivalente a los actuales libros de caja, que no ofrece muchos datos para la indumentaria normal, porque las referencias a esta son de compras generales de tejidos, zapatos, confecciones y otros detalles, para hacer trajes de uniformidad para los locos y los "borts"(niños abandonados). No obstante, ofrece el interés de damos precios de todas estas prendas en cuanto a botones, pasamanerías, tejidos y mano de obra de sastres.

También ofrece la posibilidad de estudio comparativo de salarios, ya que refleja todos los que se pongan a albañiles, médicos, carreteros, de cargas de leña, y otros.

7°. CRIDAS PARA BUSQUEDA DE DELINCUENTES O ESCAPADOS DE CARCELES. Especie de búsqueda y captura que se repartía a manera de fotografía descriptiva para que se pudiese reconocer a maleantes o escapados de las cárceles. En este documento, se detallan todas las ropas con mucha minuciosidad, así como si el sujeto tiene algún otro detalle por el que puede ser reconocido.

8°.  ORDENANZAS DE OFICIOS GREMIALES. En ellos se reglamenta, como deben de tejerse las telas, como devanar o torcer las fibras textiles, como se les da color, como deben coserse las prendas, como deben construirse las joyas, zapatos, etc. Estos documentos se pueden completar con tratados para la instrucción de los maestros del gremio con exámenes (especialmente en el caso de joyeros) y con algunas pragmáticas reales que hacen referencia a estos Oficios, franquicias, premios y otros. También son interesantes dentro de la documentación gremial, los contratos de los maestros con los aprendices, ya que debían de proporcionarles ropa para su vestido y en el documento en algunos casos se describe ampliamente.

9°.  DESCRIPCIONES EN LA LITERATURA. Entre ellas suelen resultar muy interesantes los relatos de los viajeros, sobre todo de los extranjeros a los que todo les suele resultar interesante haciendo buenas descripciones de lo que ven. También en novelas, romances, descripción de fiestas y otros actos encontrará el investigador indumentarista datos de mucho interés. Los autores clásicos, también aportan muchísima documentación sobre el tema.

10.  PINTURAS Y DIBUJOS. Muy interesante y bonito puede resultar el estudio de las ropas que suelen aparecer pintadas al óleo, aunque en la pintura al óleo casi siempre se representa a personas importantes y la gente humilde solo aparece en casos excepcionales. Dentro de este apartado son especialmente interesantes los exvotos, depositados estos en ermitas y camarines de iglesias, hacen referencia a hechos milagrosos. Por desgracia la inmensa mayoría de de los santuarios y ermitas han hecho limpiezas y los han tirado, sin tener en cuenta su gran valor documental.

Los grabados (especialmente los de colecciones de trajes o aucas de mercados y oficios), los retablos de cerámica, en ilustraciones de libros etc. Es posiblemente la única manera que tenemos de la observación de muchas de las prendas que nos aparecen relacionadas o descritas en los otros documentos estudiados con anterioridad.

11.- OBSERVACIÓN DIRECTA DE LAS PRENDAS. Este es uno de los puntos principales sobre el que la mayoría de los investigadores, basamos nuestros estudios. Pero esto es problemático ya que si bien es esencial por poderse observar como eran realmente todos los detalles de tejidos confección y otros también es muy cierto que el hecho de poder tener en nuestras manos una prenda antigua no quiere decir que podemos saber su procedencia, la fecha de su confección y otros detalles que son indispensables para conocer la historia del traje.

El grave problema de la observación directa es que son muy pocas las prendas originales antiguas conservadas con anterioridad al siglo XIX, insuficientes las de la primera mitad de dicho siglo y muchas pero innecesarias por su cercanía las posteriores.

12. - AVISOS DE PERIODICOS. En las grandes ciudades se publicaban periódicos, que normalmente tenían una sección destinada a los avisos, que normalmente consistían en informar de compraventas, novedades, textiles y pérdidas de joyas, a cuya entrega por parte de quien las encontrara, se ofrecía una gratificación.

13. FOTOGRAFIAS. Aunque por desgracia la fotografía podía haber sido el mejor medio para plasmar la manera de vestir de nuestros antepasados, tiene el gran problema de que su invención viene a coincidir con la desaparición del traje tradicional. Además las primeras fotografías fueron para captar imágenes de gente importante, o gente vestida a la moda de la época y no tipos populares, cosa que no se hizo hasta pasados uno años. Incluso los primero fotógrafos como es el caso de Laurent, se advierte que claramente se ha vestido a gente para realizar la fotografía, cuando ya no vestían así.

14.- LA TRANSMISION ORAL. He dejado este punto para el último lugar porque a pesar que la mayoría de los estudiosos del folclore la consideran de gran importancia en sus estudios en el presente caso no debe ser así ya que plantea serios problemas para el indumentarista. Se debe tener en cuenta que las personas hoy vivas difícilmente recuerdan datos anteriores de más de 70 años y en cuanto que se sobrepase estos 70 años, toda la información nos puede llegar deteriorada y muy confusa. Por lo tanto nada fiable.



Transcripción de una carta de dote de mi Archivo Particular.


En el nombre de Dios todo poderoso. Sepasse por esta carta de Constitución y recibo de dote y manda de Arras como nosotros Lorenzo Taverner, labrador del lugar de Aldaya de parte unas y Joseph Assensi tambien labrador de dicho lugar, mancebo hijo de Juan Assensi, ya difunto y de Maria Martinez, legitimos consortes, en seguida del matrimonio que yo Loerenzo Taverner tengo tratado y ajustado en faz de la Santa Madre Iglesia de Maria Taverner doncella, mi hija legitima y natural y de Josepha Sanchis mi consorte con el referido Joseph Asensi labrador deste fin y enaxenación delo tratado ledoy y constituyo en Dote dela dicha Maria Taverner doncella mi hija la cantidad de ciento dieciocho libras y tres sueldos moneda de este Reyno, en los bienes y ropas de lino, seda y lana que son los siguientes=Primeramente enprecio y estimación de dos libras y dieciséis sueldos una Arca de madera de pino, con su llave y serraja =otrosi en precio y estimación de diez libras seis sueldos una Basquiña de pelo de fiebre negra =otrosi en precio y estimación de tres libras un jubón de damasco negro =otrosi en precio y estimación de seis libras un manto yladillo y seda =otrosi en precio y estimación de siete libras y diez sueldos una basquiña de Yladillo negro =otrosi en precio y estimación de dos libras y quatro sueldos un jubón de estameña del Principe = otrosi en precio y estimación de ocho libras un guardapies de Yladillo verde con un galón de seda = otrosi en precio y estimación de once libras otro guardapies de Yladillo y Almucar, su color azul con randa de bola =otrosi en precio y estimación de cinco libras otro guardapies de Yladillo verde con farfalanes de color de Archote =otrosi en precio y estimación de una libra un justillo de Yladillo verde guarnecido de galón de seda =otrosi en precio y estimación de nueve sueldos un pañuelo de seda de colores =otrosi en precio y estimación de tres libras diez sueldos un cubre cama y delante cama de Ylo y lana su color azul y encarnado con su franja =otrosi en precio y estimación de una libra y dos sueldos un ante puerta de Ylo y lana, su color azul y nacar =en precio y estimación de tres libras quatro sueldos tres delantales, los dos de Yladillo verde y negro, y el otro de tafetán negro =otrosi en precio y estimación de una libra diez palmos de manil de Ylo y lana, su color amarillo y encarnado =otrosi en precio y estimación de dos libras una mantilla de vayeta blanca =en precio y estimación de nueve libras quatro sabanas de lienzo de cassa = otrosi en precio y estimación de nueve libras y dose sueldos seis camissas de lienzo de cassa guarnecidas con encaxes =otrosi en precio y estimación de cinco libras y diez sueldos, dos camissas de lienzo delgado de botica guarnecidas con encaxes =otrosi en precio y estimación de una libra otra camissa de lienzo delgado usada = otrosi en precio y estimación de tres libras una pieza de servilletas de Ylo y algodón = otrosi en precio y estimación de una libra unos manteles para la sesta =otrosi en precio y estimación de dos libras dos sueldos siete varas de manteles con cordoncillo blanco de Ylo de cassa =otrosi en precio y estimación de una libra dos toallas de clavo para las manos de Ylo de cassa = otrosi en precio y estimación de una libra y seis sueldos unos manteles alamandeses de bufete =otrosi en precio y estimación de una libra y seis sueldos dos juegos de fundas de almoadas, o cabeceras de lienzo de cassa = otrosi en precio y estimación de una libra y quatro sueldos otro juego de cabeceras de lienzo delgado de botica =otrosi en precio y estimación de una toalla de lienzo delgado de botica guarnecida con encaxes en valor de dos libras =otrosi en precio y estimación de dos libras y ocho sueldos dos enaguas blancas de lienzo de cassa = otrosi en precio y estimación de seis sueldos un pañuelo de lienzo delgado =otrosi en precio y estimación de diez libras unos pendientes de perlas finas = que todas las partidas juntas a una suma reducidas importan las dichas ciento dieciocho libras tres sueldos, todo loqual ha sido justipreciado por peritos neutrales personas de comun acuerdo de las partes. De todos los quales bienes por real y corporal entrego de ellos, yo dicho Lorenzo Taverner hago transpasso para pleno y absoluto dominio al dicho Joseph Assensi, con todos los derechos y acciones que en cualquier manera me competan y tocar puedan, y ofresco tener y haver por firme la presente constitución dotal, para lo qual obligo mi persona y bienes habidos y por haber. E yo el dicho Joseph Assensi que presente soy, y en presencia de la dicha Maria Martinez mi madre y de expresso consentimiento de esta accepto de la dicha Maria Taverner doncella por mi legitima consorte en lo esdevenidero juntamente con la dicha dote constituyda la qual, confieso haver recibido según y en la forma que arriba va expresado. Por lo que remuneradas las acepciones del drecho otorgo carta de pago al dicho Lorenzo Taverner de la dicha dote constituyda y la retengo en mi poder como propio caudal de la dicha Maria Taverner doncella, mi futura consorte a quen tengo por razón de su virginidad, persona y linage la hago donación propter nupcias en nombre de arras en quantia de veinte libras moneda valenciana, y me obligo a que la susodicha cantidad de la dote y arras la tendré siempre promta sobre lo mas bienprado de mis bienes derechos y acciones que tengo y me pertenecieren en adelante y todo lo hipoteco expresamente y prometo no disiparles, ni obligarles a deudas mias y si lo executare asi quiero que no valga en lo que los dichos bienes que obligare valiere de la referida dote y arras y sin aguardar a la dilación del drecho prometo a la susodicha Maria Taverner a sus herederos, y a quien sudrecho representare pagar la dicha cantidad de la dote y arras, siempre que suceda la restitución de aquella por muerte, divorcio, o otros cualesquier cassos de los permitidos por drecho, y quieroseme executecon la presente escritura y su juramento que le difiero, para lo qual obligo mi persona y bienes havidos y por haver y hallandose presente la dicha Maria Martinez su madre se obligó con todos sus bienes en defecto de los de su hijo arestituir dicha dote y arras siempre que viniese al casso de restitución de aquella. Y ambas partes cada una por lo que asi toca cumplir damos poder a los justicias y juezes de su Magestad de cualesquier partes que sean acuya jurisdicción nos sometemos con nuestros bienes y renumeramos nuestro domicilio y fuero, y otra que de nuevo ganaremos, y si la ley siconvenerit de jurisdictione omnisum judicorum, y la ultima pragmatica de las sumisiones y demás leyes o fueros de nuestro favor y de la General del drecho en forma para que a ello nos apremien como por sentencia passada en cossa juzgada y por nosotros consentida. Y en fé otorgamos la presente en el dicho lugar de Aldaya, a los treinta dias del mes de Diziembre de mil setecientos veintisiete años.Y los otorgantes a quiene yo el escribano conosco no firmaron por no saber escribir según dixeron, como ni tampoco los testigos por la misma razón que lo fueron Vicente Sanchis y Joseph Hernandez labradores vecinos del dicho lugar de Aldaya. Doy fé = Antemi Valero Martinez.


martes, 29 de mayo de 2012



INDUMENTARIA TRADICIONAL DE LA DONA CULLERANA

Vicent Ferrandis Mas.
Associació Valenciana d'Indumentaristes.
 1994.


1.     NOTES INTRODUCTORIES.

Abans d'endinsar-nos en l'estudi de les peces de vestir, seria convenient fer algunes consideracions sobre el vestit en general. Així, direm que el motiu principal del vestit, el devem identificar amb el resultat d'exigencies naturals per una banda i per l'altra amb les qüestions mágíques, religioses i sobre tot diferenciadores.

Queda dar que l'home, animal íntel-lígent, fon capaç, des d'epoques remotes, de comprendre que sobre la propia pell podia sobreposar la de qualsevol altre animal com a abric. Apareixen així els primers vestits.

Després, amb el descobriment de les tecniques de filat i de teixit, aparegueren els vestits basics, consistents en peces de tela que tal com eixien dels telers cobrien el cos per a abrigar-lo, sense ajustar-se a la seua forma i subjectes mítjancant plecs i altres diverses maneres.

Un altre pas posterior, va ser l'aparició de les robes talars, que cosides sols per les vores, queien des dels musc1es fins l'altura desitjada, pero tampoc no ajustant-se al cos, sinó tot lo més a la cintura per mitjá d'un cordó o cingle.

A l'Edat Mitjana, és quan en realitat els vestits comencen a adoptar les formes del cos i a dividir-se en parts perfectament diferenciades i destinades a cobrir zones determinades d'aquell.

Com abans hem comentat, el vestit és un dar element diferenciador de la persona; l'home prehistoric caçador intentava diferenciar-se dels seus consemblants portant les millors pells de les feres caçades o les d'alguns determinats animals, ja que altres no eren capaços de caçar-les i fins i tot haurien d'anar nuets.

És inqüestionable que el vestit sempre ha donat lloc a la ostentació de la riquesa i del rang social, de tal manera que és justament pel vestit que es podia distingir als religiosos, soldats, nobles i a determinats oficis.

Cal dir que la indumentaria de qualsevol país esta condicionada sempre per factors naturals propis de l'espai habitat, pero també per uns altres factors, entre els quals el més important és la moda. Els factors determinants propis del país són:

En primer lloc la climatologia, que determina la necessitat d'utilitzar fibres que produixquen calor, en els llocs de temperatures baixes; o que escopixquen l'aigua, allá on plou sovint; o que resulten refrescants, a les zones de temperatures altes. La textura del teixits sera grossa, si fa fred; prima, si fa calor. El color de la roba, a més a més, sol ser fosc en paísos freds i més viu i variat als paísos on les temperatures són mitjanes o elevades.

I en segon Iloc, les materies primes disponibles, que són de gran importancia. Així, en llocs de forta producció llanera, hi ha teixidors de llana, i els teixits per ells produíts (sobretot els de mitjana o baixa qualitat) salen ser consumits en el país. Análogament acorre amb la seda, el lli o qualsevol altra fibra.

Pero potser el factor més important en la determinació de la indumentaria siga la moda. En general, més prompte o més tard, acaba superant els altres factors adés relacionats: si al lloc que fa fred la moda d'un determinat moment és la de vestir teixits fins i vaporosos, se'ls posaran damunt d'uns altres gruixuts, que així quedaran tapats; si la moda és de vestir teixits que no es produíxen al lloc, s'importaran des de fora; i així amb tot el demés, per tal d'anar a la moda.

Tenint en compte totes aquestes consideracions, passarem a descriure tot allo que formava part, en alguna mesura, del vestit tradicional d'una determinada comarca, en el benentés que el terme tradicional implica la utilització del mateix vestit al llarg de diverses generacions, amb variacions mínimes.

En les grans poblacions, i sobretot entre les c1asses adinerades, la cosa més usual sempre ha estat que la moda conseguira variar la manera de vestir en un curt período de temps, de forma que cap vestit arribava a convertir-se en tradicional. En canvi, a les zones rurals, o entre la majoria del poble de les ciutats, l'efecte era el contrari, ja que la gent, generalment més pobra i més arrelada als costums, no podía permetre's el luxe de canviar de vestit sense esgotar el que usava, fins al punt de passar-lo de pares a fills mentres era utilitzable. Tot aco feia que en les classes altes de les ciutats les maneres de vestir foren efímeres, mentre que en les classes populars les modes passaren de llarg, ignorades per la majoria, i no prengueren cap entitat.

2. LA INDUMENTARIA TRADICIONAL A CULLA.

Amb el present estudi, procurarem fer algunes aportacions en relació a la indumentaria cullerana, la qual hem d'emmarcar dins d'una extensa área geográfica que coincidix aproximadament amb la major part de la província de Castelló, exceptant, aixó sí, la zona de vora mar.

Així dones, direm que la indumentaria tradicional de Culla és essencialment la mateixa de tot el Maestrat, i no massa diferent de la de comarques interiors valencianes tan allunyades com la de Requena, la Serrania de Xelva o qualsevol altra de la província d'Alacant o de la resta del territori peninsular.

Culla, i tota la seua demarcació, vivia practicament d'una economia basada en la ramaderia, sobretot d'ovelles i dels derivats obtinguts d'elles: carn i llana. Pel que fa a la llana, com ha indieat Pere Enric Barreda i Edo (1), era un producte elaborat, d'un costat, per a1guns menestrals, pero, d'un altre costat, també per quasi tots els veíns de la zona, que la convertien en filats. Tant la materia prima com els filats prodults, solien destinar-se a l'exportació, encara que en alguns casos (probablement molt pocs) es convertirien finalment en teixits. A1s inventaris de béns, dels darrers segles, existents a l'Arxiu Municipal de Culla trobem que en quasi tots ells es consignen com a intruments casolans devanadores, torns de filar i altres artefactes necessaris per a les operacions basiques de transformació de la llana, com ara escaldar, cardar, pentinar i filar dita materia prima. Amb totes aquestes operacions, en les que solia intervindre la familia al comp1et, s'aportaven uns jornals complementaris a la casa, per altra banda indispensables per a poder subsistir o sobreviure.

Tot alló relacionat amb els teixidors i els tipus de teixits produíts a la comarca, esta, pel que es veu, poc estudiat. M'he de remetre de bell nou a Pere Enric Barreda (2), qui relaciona entre la gama de tals productes draps, cordellats, mantes, faixes i cobertors. No obstant, per les meues investigacions d'arxiu, em consta que també es produíen estamenyes, algunes fines i tot amb nom i característiques propis, com és el cas de l'anomenada coloreta o estamenya de Benassal, que pareix ser que es venia a quasi tot el Regne de Valencia.

2.     LA INDUMENTARIA TRADICIONAL FEMENINA A CULLA.

En el present estudi pretenem centrar-nos exc1usivament en el vestit de la dona cullerana, deixant per una altra ocasió el de l'home, i cenyint-nos al período significatiu que constitulxen els segles XVIII i XIX. És tracta d'una epoca en que, encara que es produiren alguns canvis molt importants en la manera de vestir tradicional, es mantenen algunes característiques invariables en relació a les peces usades i les seues característiques per espai de quasi dos-cents anys. Passarem enseguida a descriure particularment cadascuna de les peces més importants de vestit femení tradicional a Culla.

 3.1. La camisa.
És la roba més interior que vist la dona, es colocava directament damunt la carn, el seu orige és molt antic, apareixquent ja a l'Edat Mitjana, amb el nom morisc d'alcandora (3). Per a la seua confecció s'utilitzaven normalment dos qualitats distintes de teixits, l'un més bast de llenç caser o estopa, quasi sempre de cánem per al cos, que rebia el nom d'arbre; i d'altra qualitat més fina i en moltes ocasions de compra per a fer el cabec (coll), l'eixelleró (quadrets de baix les aixelles) i les manegues. Aquesta costum de fer les máneguss amb teles més fines, ja la comenta Francesc Eiximenis l'any 1495 (4)

La camisa tradicional de tot el territori espanyol és molt similar a tots els llocs i fins a finals del Segle XIX resta quasi invariable, consistint a una construcció molt simple a mode de roba talar, és a dir, que s'utilitza una tira de teixit a tot l'ample que ix del teler i doblant-la pel mig formava una caiguda saguera i una davantera, es retallava un tros quadrat per a traure el coll, que era escotat, i es rematava amb una tireta generalment brodada, que era el cabec; per a donar-li més amplaria a la part baixa, des de l'eixelIera o poc més avall, se li afegien unes gaies, fetes cadascuna de dos triangles cosits entre ells i després als laterals. Les mánegues podien ser curtes o llargues, en el primer cas, arriba ven fins al colze, on es posaven unes randes i es subjectaven amb una veteta, cordonet i en alguns casos, amb botonets molt menuts. Per a donar-li el máxim de facilitat de moviments, baix la mánega portava un quadradet conegut per aixelleró. Al voltant del cabec o escot, es posaven també randes més estretes que per les mánegues, i que es deixaven vore per l'escot del gipó o justillo.

A finals del Segle XIX, fa aparició un element nou en la seua confecció: és el canesú, que li fará perdre poc a poc totes les altres característiques, fins al punt que en els darrers anys ha desaparegut la forma tradicional (5).

3.2. Les sinagües.
Conegudes a algunes comarques com brials o vions, eren la segona roba que la dona posava sobre la camisa. Consistia en una falda o brial interior, confeccionada quasi sempre de llene casolá o estopa, encara que alguns exemplars de la gent més adinerada podien ser de llenç fi de compra. Se confeccionaven, com la resta de les faldes, de la manera que explicarem més avall. Les guamicions més corrents, en cas de tindreles, solien consistir en farfalans, en randes apuntadades d'agulla o de boixets, o en alguns casos en franges de llenç fi sobreposades, que a vegades estaven retallades formant ones o puntes (6).

Farem esment en aquest apartat els calcons o pantalons interiors que portaren les dones de principi del Segle XX, que entre les classes populars no s'usaren anteriorment (encara que era peca més antiga9 i per tant no deuen considerar-se com a peca tradicional.

3.3. Les faldes exteriors.

Hi havien diversos tipus de faldes, pero totes elles tenien les característiques de confecció identíques mantingudes quasi invariables des del final de segle XVII fins a quasi darreries del XIX. Es confeccionaven en dues parts, diferenciades per dos talls que marcaven la part davantera i la part saguera; la davantera tenia la meitat de tela que la part saguera i per tant, al moment d'ajustar-la a la cintura, portava menys plecs que la saguera. La part saguera portava dues vetes de cotó o de fíl que es nugaven davant i la davantera portava altres dues vetes que eren més llargues i que després de passar per darrere de la cintura es nugaven també davant.

A finals del Segle XIX, la seua configuració es transforma, quedant un sol tall a la banda de davant i, per supost, sols dues vetes, que finalment foren substítuídes per gafets metal-lícs.

La saia: és aquesta l'autentic guardapeus de la comarca, confeccionat de teixits de llana, com ara estameñilla (7), coloreta, sarga, cordellat, drap, etc; els colors quasi sempre blau o verd, i en altres ocasions el roig (8).

El guardapeus: anomenat també tapapeus, és la falda exterior de més valor per ser de seda, i per tant, al Maestrat sempre importada. No és molt freqüent a la comarca, pero no obstant, se'n conserven d'exemplars, segurament perqué s'han guardat molt bé al ser estimats com a valuosos. Com s'ha nomenat abans, es confeccionaven de seda i el teixit era de lligament tafetá, alducar o filadís. Els exemplars de més luxe podien ser de domas; els colors com els de les saies: blau, verd i roig. Les guarnicions consistien en randes i galons d'or o argent en la majoria de les ocasions, sent també freqüents els farfalans a l'aire, de tafetá més finet, o franges i vetes de mostra sobreposades.


Vestit de dona de la primera mitat del segle XIX.
Camisa de llenç casolá, justillo d'espolí i la punta de cotó, guardapeus de filadis blau, mocador i davantal de mossolina.
Foto de Carles Pitarch.

El salaeco: valencianització de zagalejo, també dit sagaleco, era la falda de cotó d'ús cotidiá, fácil de netejar, de colors més sofrits i apagats, encara que alguns eren de fons de color clar i dibuixos de colors vius. Aparegué en general a finals del segle XVIII, encara que em pareix que en aquesta zona ho faria ja entrat el Segle XIX. Primerament es feien d'autentiques indianes i altres teixits pintats amb motles de fusta, i més tard de cretones produídes industrialmente (9).

La basquinya: era la falda utilitzada per a ocasions especials i sobretot per als actes religiosos. Podia ser de teixits gruixuts de llana, com l'estamenya, o també de llana fina, com el merí. Altres eren de seda amb quasi tots els tipus de lligament: tafetá, sarga i setí. El color era sempre el negre o en tot cas, el marró molt fosc. Les guarnicions, en cas de portar-ne, solien consistir en sobreposats de randa, tires de vellut o franges diverses, algunes d'elles de vellut picat (10).

Les faldetes, faldellí o «refajo»: a alguns documents estudiats (no d'aquesta comarca) es confundixen amb les altres faldes, apareixent com a brials, saies, sagalecos o inclús com a guardapeus. Podríem descriure-les com a falda curta i tova que es posava directament damunt les sinagües i que en ocasions era interior, si sobre ella es posava el guardapeus, basquinya o sagaleco. Amb les característiques conegudes, degué introduir-se a mitjan segle XIX, puix que en realitat la primera notícia localitzada per mi és de l'any 1836 (11) i no és si no a partir de l'any 1860 quan apareix en gran quantitat als documents. Aquesta utilització tardana queda demostrada, a més, per la gran quantitat d'exemplars que físicament s'han conservat. Es confeccionaven sempre de teixits de llana: estamenya, bayeta, drap o franel-la.

Els colors, majoritáriament roig o groc, seguits per uns altres colors com blanc, blau o verd. Les guarnicions solien consistir en senefes pintades generalment en negre, en blau, o en color melat o rovell, aquest últim, probablement sempre de producció local i obtés per caparrosa verda, que s'empleava també en la pintura de cobertors amb motles de fusta. Un altre tipus de guarnició era la que consistia en sobreposats de vellut o altres teixits a tires, rectes o retallades, formant senefes menys complicades que les pintades; també es podien sobreposar randes o galons. Finalment també n'hi havia amb senefes brodades en un sol color o en diversos colors, aquestos últims molt vistosos i probablement els més moderns, alguns d'ells fets a teler sobre teixits ratllats.

3.4. Les diverses classes de cossos.

Igual que passava amb les faldes, hi havien variants de cossos, sobretot respecte a les mánegues, de forma que els cossos sense mánegues se'ls denominava justillos i els que en tenien gipons.





Gipó de cetí negre. Culla. Segle XIX.

Tots els cossos ajustats tenien les mateixes característiques: cobrien el cos des deIs muscles fins a la cintura. La part davantera estava formada per dos peces quasi triangulars que feien la punta més llarga, un poc trencada o lleugerament arredonida, sempre armada com a mínim amb caberes o totalment armada en la majoria de les ocasions. L'armadura solia consistir en barbes de balena en els més rics o en els confeccionats per professionals (12), mentre que les classes populars solien utilitzar verducs d'olivera per a les caberes i per a la resta canyes partides, varetes de la fulla del margalló, a la que li lleva ven les punxes, espart, palla de mill i d'altres. Els justillos salen anar més armats que els gipons, fins a l'extrem de trobar-se justillos que estan completament armats, per davant i per darrere.

Cal dir que la peça davantera pot tindre distintes variants de confecció que resultarien llargues i difícils d'explicar per escrit, pero si que pense que és convenient dir que molts d'ells solen tindre en aquesta peça davantera, un quasi perfecte triangle, de color distint que el de la resta del cos, molt freqüentment el roig, verd, blau o morat, i de distint teixit: tafetá, setí o grodetur.

També hi havien cossos amb la peca davantera més estreta i que havien de suplementar-se amb una altra peca també triangular i de distint color i teixit que feia el mateix efecte. A aquesta peça se l'anomenava petillo. El petillo no fou mai una peca massa popular i generalment se pot trobar sols entre persones adinerades i sol anar conjuntat amb el davantal i la palatina.

La part inferior del cos, es a dir, la que descansa sobre les caderes, esta cofeccionada mitjançant uns talls que formen unes faldetes almenades (en les comarques de parla castellana anomenades haldillas) que permeten que el cos es puga apretar, sobretot a la cintura, al mateix temps que tapen la cintura de la falda i donen major vistositat al cos.

En general i exceptat en molt comptades ocasions, el cos s'encordava a la part davantera amb un cordó fet ama, rematat a un extrem per una contrera metál-lica i a l'altre amb un botó o mancaneta construit amb el mateix fil del cordó. El botó permetia que a l'estirar de l'altra punta s'anaren ajuntant les caberes de les dues peces davanteres, quedant el cos ajustat. En altres casos el botó no existia i un dels extrems havia de nugar-se per un dels ulls sobre la cabera, o també les dos puntes podien anar rematades per contreres metál-liques, ja que en alguns casos una veta substituia el cordó.

El cordat podia quedar a la vista, passant-lo pels ulls fets directament a la tela del gipó, en una línea paralel-la a la cabera de cadascuna de les peces davanteres, o amagat, deixant les peces davanteres sense ulls i posant-li unes tires de llenç; amb els ulls i caberes a l'interior.

El justillo, conegut també per cotilla o cosset, en alguns documents apareix citat com a costillo o costilla, nom que d'alguna manera pareix indicar que cotilla tindria realment el sentit de “peca que apreta les costelles” i que no seria, per tant, el diminitiu de cota. Cal dir que en tots els documents consultats no apareix mai el terme coteta que alguns investigadors accepten o inclús utilitzen, i per tant no sembla correcte, a no ser que designe una cota masculina o de xiquet.



                                                       Justillo. Culla. Segle XIX.

El justillo és, com abans hem indicat, el cos sense mánegues, Degut a la poca tela emprada en la seua confecció, es solien aprofitar retalls de teixits rics, com ara espolins, domassos, melánies, napolitanes, grodeturs i altres. Al ser roba de molt d'ús, se'l solia reforçar amb badana o vius de tela als punts on més havia de fregar. Els colors solien ser molt vistosos amb un predomini del roig, seguit pel blau, morat, groc i altres. Les guarnicions es solien col-locar sobre les costures i eren de galons, agradables, cordons i randes d'or o argent, formant dibuixos.



Justillo. Culla. Segle XIX.

Pero no tots tenien la possibilitat, ni la necessitat de comprar-se teles riques o de seda per afer-se els justillos, raó per la qual molts eren (i més en aquesta comarca) de teixit de llenç casola (13), que era barat, durador i fácil de netejar. Per altra banda, el justillo tampoc es veia massa per baix del mocador, com de fet senyala Teodor Llorente: «otro pañuelo, cruzado sobre los hombros, tapa la apretada cotilla» (14).

El gipó és el cos amb mánegues que s'utilitzava sobre tot a l'hivern i com a roba de vestir. Generalment era de color negre o morat i més escassament trobem altres colors. Els més luxosos solien estar confeccionats de vellut llis o de sedes planes de poca calitat: filadís, alducar, mosumana, tafetá o setí. Pero el més corrent en aquesta comarca eren els teixits de llana, com ara cordellat (15), estamenya, manresa, terna, pana i altres. Les guarnicions solien consistir, igual que per als justillos, en agradables, galons i cordons d'or o argent, a més de pelfilles i bollats (16).

La major diferencia entre els diversos models de gipons estava en les mánegues, que podien ser a la sangradura, les que eren justes a la sangradura del braç; de soc, les que sobrepassaven la sangradura i cobrien alguns centímetres més; curtes, les que no arribaven a la sangradura, faltant-los algun centrímetre; d'estral, les rematades amb un suplement que per mitja d'uns plecs adquiria la forma d'una fulla d'estral (podien ser curtes, de sangradura o de soc); llargues, les que ultrapassaven la sangradura i que podien ser senzilles o amb voltes a la bocamanega. A més, en la documentació de l'epoca apareixen altres models de mánegues que estan poc estudiats i són difícils d'identificar.

La casaqueta era un model de gipó sense ajustar, generalment per a portar amb petillo, cordat amb llacos vistosos. La principal característica la constitulen les llargues faldes que en nombre de tres estaven confeccionades com els faldons de les casaques masculines. A més portaven borjaques solapades amb cartera, imitant les de les casaques. Les manegues podien ser de qualsevol dels models descrits per als gipons, encara que les més usuals eren les d'estral.

Cap a finals del segle XIX, comencen afer aparició uns altres cossos sense armar, que es posaven sobre corsés o justillos, i que poc a poc, a mida que passava la moda diuitesca dels cossos ajustats, es posaren directament sobre la camisa. Aquestos cossos continuaren anomenant-se gipons o prengueren el nom de sacos.

3.5. El mocador del coll.

És en principi una peça de tela quadrada que es doblava per la meitat, formant un triangle, o, com en la majoría dels casos, solia estar ja tallada per la meitat, amb el que es conseguien dos mitjos mocadors. Durant el segle XVIII i primera meitat del XIX, es confeccionava generalment de mossolina blanca o de llenç fi, també blanc, del país, clarí, batistilla, cambrai, etc. o de seda de colors, encara que també trobem algun exemplar d'indiana o d'altres teixits de cotó píntats (17).

Com a guarnició se li solien posar randes vorejant dos dels costats i solien brodar-se amb senefes de punt de cadeneta combinades amb desfilats. Els brodats més freqüents eren els de fil de cotó blanc, no obstant que n'hi haguera també de fil roig, d'or o argent(18).

A partir de la segona meitat del segle XIX comencen a aparéixer els mocadors de llanes fines i cotons estampats, que al principi procedien de França i després comencaren a produir-se a Catalunya.

Pero el verdader mocador decimononic. fou l'anomenat de Manila o de crespó, o d'escuma, o de la Xina; confeccionat sempre en seda d'efecte acresponat. N'hi hagué de tots els colors i de molt diferents dimensions (d'a vara, d'a vara i mitja, d'a dos vares). La seua introducció en Espanya es feia pel port de Manila, capital de les illes Filipines, raó per la qual es popularítzá eixa denominació de mocador o de mantó de Manila, encara que la verdadera procedencia era el departament de Cantó, a la ribera del Txu-King, principal productor de sedes gregues. No obstant, pareix prou probable que fóra tota la extentíssima comarca del Kuang-Tung la productora dels dits mocadors i que s'exportaren a través de Cantó, per la seua situació estratégica (19).

Hi hagué també mocadors que s'utilitzaven per a cobrir el cap, ja en epoca molt recent, sobretot per a protegir-se del sol, o també en els dols i en aquest, últim cas eren sempre de color negre (20). Es doblaven en triangle, lligant-se dos de les puntes per baix de la barba. Solien ser de seda, cotó o pita.

3.6. El davantal.
Consistix en un tros de tela més o menys rectangular. Generalment solia ser més ample que llarg, pero a l'arreplegar-se en la cintura produia l'efecte contrari, és a dir, que posat pareixia més llarg que ample. El seu orige deu d'estar lligat a l'aparició de faldes i cossos com a robes distintes, probablement durant el segle XVI. Les dimensions han variat constantment segons el gust de cada epoca, pero sobre tot en relació a la utilitat que se li pensava donar: gran per a fer faenes i menut quan sols era per a resguardar o quan servia d'element decoratiu. Es subjectava a la cintura amb unes vetes més o menys lluídores, a vegades amb flocs postissos de seda adornats amb llentilletes, flocadures i randes d'or o argent.

Generalment, solien estar construits de teixits de cotó o llenç fi blanc (del país, cotanca, clarí, naval, etc.) o també de seda de color negre: gasa, filadís, alducar, sargueta, etc. (21). En aparéixer les indianes i altres teixits de cotó pintat, s'utilitzaven aquests, amb profussió de colors i dibuixos. Eren freqüents les guarnicions consistents en puntes i farfalans, així com els brodats a punt de cadeneta sobre cotó blanc. Pero a les comarques de l'interior eren tal vegada més freqüents els confeccionats amb llanes i de gran quantitat de colors (22).

3.7. La mantellina.

És aquesta una de les peces de més importancia en l'indument femení antic, molt en contra d'allo que la majoria creuen. S'utilitzava com a roba de diari i quasi sempre que s'eixia al carrer. Coneixem molts dibuixos, rajoletes i pintures, a les que apareixen les dones passejant pel carrer o inclús fent faenes a l'aire lliure i porten com a tocat mantellines de color blanc. Hi ha constancia que a les cases solia haver un penjador per a la mantillina darrere de la porta, per a tindre-la a má cada vegada que s'eixia o s'aguaitava al carrer. La seua abundancia confirma també la importancia que tenia, ja que després de camises, sinagües o faldes era la prenda més abundant (23).

El costum de tocar-se amb mantellines desaparegué amb la progressiva introducció de mocadors del cap, que resultaven més cómodes, vistosos i barats.

Durant el segle XVIII, la mantellina fou quasi invariablement de forma semicircular, de teixit de llana (baieta o franel-la) i quasi sempre de color blanc o lleugerament colorejada (noguerada i ensofrada) i guarnida amb randes posades a la vora exterior o amb cinta de seda col-locada a l'interior (24).

A finals del segle XVIII feren aparició les mantellines de mossolina blanca, també de la mateixa forma en semicercle, que solien anar guarnides amb randes col-locades a la vora de fora i en moltes ocasions brodades amb punt de cadeneta de fil blanc, o ocasionalment d'or o argent. Més tard, a primers del segle XIX apareixen nous models de mantellines i s'extén l'utilització de les sedes de color negre per a la confecció. Així dones fan aparició la mantellina de fondo o de casco, que consistix en una peça de tela tupida de forma ovalada, rodada d'una blonda de més d'un pam d'ampláría, excepte a la part davantera, on porta una altra peca de blonda d'uns 50/60 cms. d'ampláría per 105/120 cms. de llargaria, que aprofitava per a tapar la cara i que s'anomenava vel. D’aquesta mantellina existien variants diferenciades sobre tot pel casc o fondo. Així ne trobem de fondo de tafetá brodat, de fondo de blonda, de fondo guarnit de vellut picat, de fondo de tafetá llis amb guarnició de cintes o passamaneries.

Les mantellines de tovalla, consistien en una peca de tela rectangular d'uns 55/65 cms. d'ampláría i uns 200/220 cms. de llargáría, a la que se li afegia el vel de blonda. El vel, com en les mantellines de fondo, aprofitava per a tapar-se la cara. La majoria de mantellines d'aquest model, solien ser de tafetá negre brodat amb fil negre, no obstant les més senzilles eren generalment de tafetá llis sense brodar o amb dibuixos adomassats. També existien les que eren totalment de blonda, que no portaven vel, i que els erudits han anomenat com a «mantilla española».

La mantellina redona o en forma de semicercle, continua utilitzant-se en companyia de totes aquestes, pero fabricada en franel-la de merí, en setí de seda o en sarga de seda i sempre de color negre i generalment guarnida amb una cinta de vellut tambe negre (25).

La mantellina de tipo dengue, que ja existia durant el segle XVIII, i que tenia una forma intermija entre la de tovalla, la de fondo i la redona, va substituir el seu color roig primitiu també pel negre, i les passamaneries primoroses per una simple cinta o llista de vellut o d'un altre teixit.

Cap a la segona meitat del segle XIX la mantilla queda relegada quasi exclusivament als actes religiosos i altres de molta solemnitat.

Dins d'aquest apartat dedicat a les mantellines, farem referencia també al manto, peça de similars característiques a algunes d'elles, encara que de majors dimensions. Utilitzat des d'el segle XVI, sempre ana vinculat a les grans ceremonies o dols i per tant era quasi sempre de color negre, formant conjunt amb les basquinyes. Es confecciona ven de teixits de llana fina o de seda (tafetá de llustre o gasa de fum). Com a peça de dol, tingué supervivencia fins a ben entrat el segle XX (26).

3.8. Les calces.

És una roba que als pobles allunyats de les ciutats, sols solia vestir-se en les epoques fredes, ja que com era molt donada a trencar-se i desgastar-se regularment es prescindía d'ella, pensant que era una despesa innecessaria. No obstant, la majoria de les dones, solien tindre les seues calces per als dies de festa i quan estaven a mig usar les deixaven ja per a l'hivern.

Als documents estudiats als arxius no solen aparéixer amb molta freqüencia i, si ho fan, sempre més als dots que als inventaris de béns (27), ja que probablement estaven molt gastades i podien tindre poc valor a l'heretar. Es feien indistintament en llana, cotó o seda, i els colors més usuals eren el blau, roig o blanc (28).

3.9. El calcer.

El de diari solia consistir en espardenyes de cánem, No obstant, en moltes ocasions s'anava descalç, ja que a pesar de ser relativament barates les espardenyes, eren de poca duració. Les utilitzades eren produídes en el mateix poble, puix en aquesta comarca sempre hi ha hagut una forta tradició espardenyera. D'hivern eren molt usats el socs, confeccionats amb una sola de fusta, que aillava de la humitat del sol.

Ocasionalment i per als dies de molta festa, podien utilitzar-se per algunes dones les sabates de cordová o de teixits forts, com el mahonet. També s'usaren darrerament els botins de pell o de tela botonats.

3.10. Les joies.

Encara que als documents d'arxiu consultats no apareix cap joía, per les trobades en treball de camp podem pensar que les més corrents eren:

Les arracades. Probablement durant el segle XVIII, foren les anomenades d'a tres o d 'a un, les més corrents. Tenien tres parts diferenciades: la roseta o candat, que era la part de l'orellal, redona o lleugerament ovalada o avellanada; el cos o barqueta, peça intermija de forma abarquillada; i els penjants o «almendrillas» que podien ser un per cada arracada, amb que prenia el nom d'a un, o tres per cadascuna, amb que prenia el nom d'a tres. Físicament a Culla, hem pogut observar un parell d'aquestes arracades confeccionades en argent sobredaurat i espillets, de les anomenades d'a un.




Arracades d'a un. Culla. Segle XIX,

Similar a les arracades d'a tres era el barquillo, que es diferenciava qua si tan sols en tindre en lloc de les tres «almendrillas», uns penjollets amb rastre de dues, tres o quatre perles prou gruixudes.

Un altre tipus d'arracades era el format per dos cossos avellanats; el que fa d'orellal apuntat cap amunt i l'ametleta apuntada cap avall. N'hem trobat també un parell a Culla, realitzades en coure sobredaurat i espills.


Arracades de "fulles". Culla. Segle XIX.

Totes aquestes arracades solien estar confeccionades en or (els de la máxima qualitat) i argent sobredaurat o coure sobredaurat (els de baixa qualitat). En quant a les pedres encastades, les d'or solien portar maragdes o diamants i les d'argent, llautó o coure s'havien de conformar amb espillets i vidres verds. El montatge de l'encast solia fer-se en quadrat o redó indistintament en les de tres cossos, i en redó i molt menudet en les de dos.

A més d'aquestes c1asses d'arracades, pensem que també es portarien a CuIla les gallegues, les carabassetes, les de filigrana d 'argent i esmalt pobre, les de maceta, les de llac, «desaliños» i altres, pero no ens pararem a decriure-los, per no ser massa representatius i no tindre'ls constatats físicament.

La creu del pit o joia, consistia en un fermall per a posar-se'l just baix de la gola, compost de dos, tres o inc1ús quatre parts. Es subjectava al coll amb una cinta, cadeneta o collar, que passava per dins d'unes ansetes situades a la banda de darrere de la peca superior, anomenada el llaç. D'aquesta peça penjaven un o dos cossos intermedis i finalment una altra peça en forma de creu, més o menys definida. La joia es confeccionava amb les mateixes característiques i materials que les de les arracades que hem descrit, i en moltes ocasions fins i tot feia conjunt amb elles.

L'agulla del monyo, era element indispensable per a poder pentinar el monyo a la manera valenciana. Constava de dos peces que s'acoblaven entre elles, una que era la verdadera agulla o espasa, rematada en un rosetó, i l'altra que era una especie de tubet que feia de funda o baina, també rematada en un rosetó, de manera que a l'introduir la primera dins de la segona, restaven visibles soIs els dos rosetons pels laterals del monyo. També es confeccionaven amb les mateixes característiques i materials que les arracades i creu del pit o joia, i fins i tot en ocasions ens consta que podien formar tot un conjunt.

Altres joies de menor importancia solien ser les medalles, els reliquiaris, guardapels, medallons, rosaris de coll i de mans, cadenes de quatre cares, anells, callars de perles fines o de nacar, i en el cas de persones adinerades polseres, sempre dos, una per cada má.


1. Barreda i Edo, Pere Enric: «La indumentaria tradicional (Aproximació al costumari Benassalenc)». en Primeras Jornadas sobre arte y tradiciones populares en el Maestrazgo (Benicarlo, 16, 17 y 18 de gener de 1987), Benicarló, Centre d'estudis del Maestrat, 1988, pag 165-176.
2.lbidem.
3. Probablement del arab al-kandara “perxa on es deixaven dormir les aus de cetreria” o “perxa on es penjava la roba mentres es dormía”. El nom modern de camisa, també presupon una peca de dormir, ja que probablement derive del castellá cama: camisa o camisia.
4. Eiximenis, Francesc: Llibre de les dones maridades o Carro de les dones, edició de 1495. Escrit en l'epoca a que l'autor residía a Valencia, diu així: «e dins porten alcandores delicades amb manegues d'altre ley».
5. Arxiu Municipal de Culla: Inventari dels béns de Raymunda Salvador (1816): «siete camisas de muger, cuatro buenas y tres viejas»; Arxiu Particular d'Apolinar Miralles: Hijuelas d'una herencia de mitjan segle XIX, on apareixen anotades sis camises. He d'agrair a Caries Pitarch l'haver-me facilitat fotocopia de tals documents.
6. Arxiu Municipal de Culla: Inventari dels béns de Raymunda Salvador (1816): «dos enaguas usadas».
7. Llorente y Olivares, Teodoro: España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia: Valencia, 1, Barcelona, Daniel Cortezo y C'., 1887, pag 272.
8. Arxiu Municipal de Culla: Inventari del béns de Cecilia Bellés (1770): «unas sayas azules de estameña / unas sayas verdes de sarga catalana / unas sayas de coloreta / unas sayas de cordellate de mescla»; Inventari del béns de Raymunda Salvador (1816): «unas sayas usadas de azul y burel / unas sayas azules viejas»; Arxiu Particular d'Apolinar Miralles: Hijuelas (mitjan segle XIX): «unas sayas blaves de lana / unas sayas carmesinas / unas sayas royas / unas sayas ralladas». 
9. Arxiu Particular d'Apolinar Miralles: Hijuelas (mítjan segle XIX): «un salaeco blau».
10. Arxiu Municipal de Culla: Inventari dels béns de Raymunda Salvador (1816): «unas basquiñas buenas».
11. Arxiu del Regne de Valencia: Cartes del dot de Rosa Mallén, Valencia, 1836.
 12. Ordenanzas concedidas al gremio de sastres ... de la Ciudad de Valencia (1754) Aquestes i totes les ordenances prohibixen a qualsevol persona que no siga examinada tallar i cosir peces ajustades, com ara gípons, cotilles i altres.
 13. Arxiu Municipal de Culla: lnventari dels béns de Raymunda Salvador (1816): «un justillo de lienzo viejo». Arxiu Particular d'Apolinar Miralles (mitjan segle XIX): «un costillo».
14. Llorente y Olivares, Teodoro: Op. cit., pago 272.
15. Arxiu Municipal de Culla: Inventari dels béns de Raymunda Salvador (1816): «un jubón de cordellate viejo».
16. Ferrandis Mas, Vicent: «Elementos para el estudio de la indumentaria valenciana: el vestido de la mujer (1787-1812», en Torrens. Estudis i investigacions de Torrent i comarca, núm. 1 (1982), pag 88.
17. Arxiu Municipal de Culla: Inventari dels béns de Cecilia Bellés (1770): «un pañuelo de seda con viras blancas», Inventari dels béns de Raymunda Salvador (1816): «un pañuelo de indiana azul, usado».
18. Ferrandis Mas, Vicent: «Sobre algunos complementos del vestido de la mujer valenciana», en Actas del IV Congreso Nacional de Artes y Costumbres Populares. Zaragoza, 1983, en premsa.
19. Ferrandis Mas, Vicent: Pañuelos de cuello y chales en la indumentaria tradicional. Catáleg de la colecció de mocadors de Vicent Ferrandis per a les exposicions de Múrcia i Alcoi.
20. Llorente y Olivares, Teodoro: Op. cit., pago 272: «la mujer, muy recatada y honesta es ajena a toda coquetería: ciñe asimismo sus sienes pañuelo oscuro, que cae atrás cubriendo la cabeza y ocultando el cabello; otro pañuelo, cruzado sobre los hombros, tapa la apretada cotilla».
21. Arxiu Municipal de Culla: Inventari dels béns de Raymunda Salvador (1816): «un delantal de hiladillo viejo».
22. Arxiu Municipal de Culla: Inventari dels béns de Cecilia Bellés (1770): «un delantal de coloreta»; Inventari dels béns de Raymunda Salvador (1816) «un delantal de coloreta también viejo / un delantal de viones a medio usar.
23. Ferrandis Mas, Vicent: La mantilla (Murcia y Valencia), Aldaya, l'autor, 1987.
24. Arxiu Municipal de Culla: Inventari dels béns de Cecilia Bellés (1770): «una mantellina de bayeta / dos mantellines nogueradas de bayeta»; Inventari dels béns de Raymunda Salvador (1816): «una mantellina de vayeta con ribete / una mantellina buena de ropa del pais / una mantellina de vayeta gorda, vieja».
25. Llorente y Olivares, Teodoro: Op. cit., pago 272: «sus galas, para los días festivos, son la mantilla espesa, tan recogida que apenas deja ver el rostro, y la basquiña negra: cuando, así enlutadas, van a la iglesia, parecen lúgubres fantasmas».
26. Arxiu Municipal de Culla: Inventari dels béns de Cecilia Bellés (1770): «un manto de estambre».
27. Arxiu Municipal de Culla: Inventari dels béns de Raymunda Salvador (1816): «unas medias de trama azules»; Arxiu Particular d'Apol-linar Miralles: Hijuelas (mítjan segle XIX): «un par de medias blaves».
28. Llorente y Olivares, Teodoro: Op. cit., pago 272: «baja la recia saya azul hasta los pies, que calzan medias también de estambre, también azul, y fuerte sandalia».